Crónicas

Entrevista

En Búsqueda de la Virgen de Chapi

La Virgen en su Santuario / Foto: Jassonxt
2013 – La Virgen en su Santuario / Foto: Jassonxt
Por: Jasson Ticona / Aventura / Peregrinaje / Publicado en la revista digital http://www.frasecorta.com/
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No hay duda. La Virgen de Chapi es hermosa. Tiene los ojos grandes, claros, verdes; la piel fina. Es, insisto, la mujer más bella que he conocido. Tal vez por eso quedé impactado, encantado, seducido, locamente ilusionado. Lo confieso: quedé vilmente enamorado. ¿Pecado o milagro? ¿Quién no se enamoró de un ser divino? ¡Santísima Virgen! ¡Dios mío! ¿Qué demonios hago?

Aprovechando mi condición de Periodista, logré -con fortuna- ingresar hasta la plataforma central. Treinta segundos de nerviosismo y quince de afonía.  De pronto un hombre se me acerca.
- ¿Buscas a alguien?
- Buenos días. Sí. Soy Periodista y quisiera conversar con la Virgen.
- ¿La Reverenda Madre Teresa?
- No, quiero hablar con la Virgen de Chapi.
- ¿Estás loco?
Ese hombre, de abultada contextura, se paró delante de mí y me señaló la capilla que quedaba a veinte metros de distancia. “Puedes ir allí si quieres rezar”, me dijo. Naturalmente, no me entendió. Quise retroceder, insultar al regordete y escapar en el acto, pero de pronto, disimuladamente, noté que la Virgen nos miraba. Ella estaba quieta en su anda, pulcramente vestida, brillando como oro.
- ¿Puedo pasar un rato? – le pregunté.
- Pero que sea rápido, porque ya va empezar la misa central – me respondió, como si fuera tocado por una mano sagrada.
Había ocurrido el milagro. Saqué mi cuadernillo, un lapicero negro y mi credencial de prensa. Siete pasos firmes y ya estaba con la Virgen. Había que guardar la compostura y calma.
-  Buenos días. Soy Periodista de una revista digital y me gustaría hacerle unas cuantas preguntas.
La imagen no respondió. “A veces ocurren estas cosas”, pensé. Suele ocurrir con las autoridades. Fácilmente no te responden.
- Creo que su Santuario no se llenará, veo poca gente – le dije en tono irónico.
- No seas insolente jovencito. ¿Me decías que eres periodista?
Así empezó aquella historia religiosa, primero de mayo del 2013 para ser más exactos. Alejado de la ciudad, en Polobaya, en el desértico lugar denominado Chapi.
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Acostumbro ir todos los años al Santuario de la Virgen de Chapi. Es milagrosa, dicen todos. La última vez casi muero de frío. Recostado en un rincón de su casa traté de dormir, pero fue inútil. El frío destrozó mis rodillas y mi mejilla quería partirse. Tal vez por eso, este año, llevé todas las “armas” para un buen descanso. El punto de encuentro fue, como siempre, La Isla. Desde aquí parten todos los carros rumbo a Chapi. Hay autos, combis, buses y camiones. Otros deciden ir a pie, cruzan los distritos de Socabaya, Sabandía, Characato, Yarabamba hasta llegar a Polobaya, pero ¡qué tortura! ¡Eso es para los valientes! Por eso decidimos subir a una custer y emprender el viaje.
Cuando llegamos a “Siete Toldos” decidimos descansar, despojarnos de las mochilas y estirar los brazos. “Iremos por cuestiones de trabajo. ¿Hay algún fiel aquí?”, pregunto. Denis y Charly sonríen, ambos son fotógrafos. Elenita coge mi brazo y me confiesa que ya está cansada, que es la primera vez que va a ese lugar santísimo. ¿Cansada?, pero si apenas hemos caminado diez minutos. “El camino es ancho y ajeno”, le digo. Lucio y Rita no se inmutan. Ellos conocen el camino mejor que nadie. “¿Alguien quiere orinar?”, preguntó a todos. “Aprovechen que de aquí para adelante no paramos hasta llegar”. Nadie responde. Los seis empezamos a caminar.
Desde el sector de Siete Todos la ruta es una mezclara de desierto, piedra y espinas. Toda la llanura es salpicada de Tola y Ccapo. Una señora nos cuenta que antiguamente en este sector habían siete personas que montaron sus toldos para vender alimentos y bebidas a los peregrinos. De ahí el nombre. Cargamos nuestras mochilas y emprendemos la marcha, como quien ya quiere llegar y dormir. Este año, todos estamos premiados: Hay luna llena y el delicado camino se convierte en una pista de baile. Hay una fila de peregrinos que no paran en su cometido. Niños, jóvenes y adultos. Algunos caminan lentamente, otros parecen correr. Todos quieren llegar y ver a la Patrona de Arequipa. Yo, simplemente, quiero hablar con ella.
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Antes de llegar al Santuario de la Mamani de Chapi, uno debe cruzar por el sector de Tres Cruces, una montaña de piedras. Aquí los fieles construyen las célebres Apachetas. Ciro Alegría habló de ellas como una ofrenda de piedra. Para quienes gustan recorrer el Perú a pie, una ofrenda de piedra es algo habitual. Las buscamos ansiosos en las montañas, en las cruces, después de estar “yendo” o “viniendo” y cuando las encontramos sentimos el alivio, pues el camino es el correcto.
Aquí conversamos con Andrés Condori. Tiene 48 años y es de Puno. “Vengo por quinta vez al Santuario”, me cuenta mientras coge una vela y lo enciende. No quiere que se apague, “eso no es bueno”, dice. Cierra los ojos y pide el milagro. Seis segundos de silencio y nos cuenta su petición. “La primera vez pedí una casa y me hizo el milagro, luego pedí un carro y también se cumplió. Ahora vengo a pedir que me ayude con mi segundo compromiso, quiero casarme”. A cinco metros está Teresa Luna, una madre de familia que tiene a su hija postrada en cama. “Vengo por mi hija, ella está mal, vengo con fe, la virgencita me ayudará, yo confío en ella”, dice. Baja la cabeza, se quiebra su voz y llora.
Seguimos caminando. Lucio me cuenta que le va bien en la Universidad, que quiere ser un buen profesor. Yo quiero hablarle de Periodismo, que amo esa profesión, que me encanta, pero vaya… terminamos hablando de chicas. Hacemos unas cuantas bromas sobre nuestras vidas y seguimos caminando. Casi todos llevan una linterna. Algunos caminan en silencio, la mayoría conversando, otros con full música, al son del reggaetón.
Cuando llegamos al Santuario, la fría voz de los comerciantes rompe nuestra concentración. Queríamos entrar jubilosos y arrepentidos por nuestros pecados, pero otra vez la voz del negocio fracciona nuestro afán. Es demasiado tarde para ceremonias o protocolos religiosos. No hay tiempo, tenemos que dormir. Son las tres de la madrugada. ¿Dónde dormir? A lo lejos divisamos un pequeño espacio vacío. Hoy nuestro colchón será el cemento. Nuestra almohada, las mochilas. Y de frazada, nuestra ropa y piel. “Hasta más tarde, quien duerme ultimo apaga la luz”, digo y me tapo la cara. Corre un viento por nuestros cuerpos, el frío parece detenerse, la gente sigue llegando. Al fondo, quieta y abrigada, está la Virgen de Chapi, ella no duerme, ella espera a todos.
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Este año se espera 180 mil peregrinos. A las 11:00 horas, el pastor de Arequipa, Mons. Javier del Río Alba presidirá la misa central. Luego la venerada imagen Mariana saldrá en procesión por la explanada. Ella ya está lista. Siempre está lista. Yo también estoy listo. Continúo con la entrevista.
- Sí, trabamos en una revista digital, Frase Corta, y hemos venido hasta aquí para hacerle un reportaje. Mis amigos están fotografiando todo su Santuario y lo publicaremos por Internet.
- ¿Internet? Suena interesante. Escuché sobre eso. ¿Es complicado?
- Un poco.
La Virgen de Chapi tiene la mirada sobre toda la gente, su manto es blanco brillante y tiene la vestimenta bordada en oro sobre terciopelo. Sus cabellos negros también brillan. Y en sus brazos sostiene al niño Cimarrón.
- ¿Crees que la Iglesia debería renovarse? – le pregunto a la Virgen.
- Sí. Hay mucha Hipocresía. Sólo mira a esta gente que llegó desde Arequipa. No vienen con fe. Piensan que llegar a Chapi es un paseo.
- ¿Eso te da cólera?
- La ira no conduce a ningún lugar. Cohíbe la ira, reprime el coraje. Me causa tristeza, mucha tristeza.
- ¿Tú sabes, cuándo vendrá Dios, cuándo será su segunda venida?
La Virgen de Chapi sonríe. Hay un silencio de cuatro segundos. Ella responde.
- Jesús prometió que él regresaría. Está en la Biblia, Juan 14:1-4. Ahí dice: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Vendré otra vez”.
- ¿Pero no hay una fecha exacta?
- Mateo 24:36. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles de los cielos.
- Cambiemos de tema. ¿Tienes contabilizado los milagros que haces?
- Muchos, pero el milagro lo hace Dios. La fe de la gente ya es un milagro.
- ¿Y qué le parece la gestión de Ollanta Humala? En campaña aseguró la transformación del Perú.
- No opino de política, no es el momento. Hoy es una fecha importante. 
- Pero hay mucha gente humilde que llega hasta este lugar, justamente porque existe injusticia, pobreza y tristeza, debido a las malas políticas de los gobernantes.
- Tú lo has dicho. Yo siempre rezo por vuestro Presidente, por todas las autoridades, el Perú, económicamente, está creciendo. Eso se debe agradecer.
- Y Arequipa, ¿también está creciendo?
La Virgen se impacienta. No le gustan estos temas. Voltea la mirada, como viendo el camino de los peregrinos.
- Sé que no quieres hablar de política, pero dime, ¿apruebas la gestión del Presidente Regional y del Alcalde Provincial?, ¿merecen ingresar al reino de los cielos?
- Alfredo Zegarra es muy conflictivo, pierde la paciencia fácilmente, pero aquí cuentan las buenas intenciones. Quiere cambiar la ciudad y encuentra mucha oposición. Ustedes deben apoyarlo. 
- ¿Y juan Manuel Guillen? Ya parece un Santo, tiene sus cargadores, ¿no?
- (Risas) Él es inmortal. Está pagando el apoyo que recibió en campaña. Amor con amor se paga.
Por tercera vez, el hombre de abultada contextura, me mira y me hace señas. Debo terminar la entrevista. No quiero que me saquen en hombros. Falta poco para las 11:00 am. La misa está por empezar.
- Tú que eres milagrosa, haz por favor, que la gente pobre sea feliz – le digo.
- Tienes un buen corazón, ve con tus amigos, te están esperando. Pronto, todo el mundo será feliz – me responde.
Le agradezco por la entrevista, cojo su manto, y beso su anda. Siento una rara sensación por dentro. Quiero llorar. Ella se da cuenta.
- No te pongas triste – me dice. Ambos nos callamos y luego me pregunta. – ¿Y cuándo se publicará esta nota?
- La próxima semana. Todo será por internet.
- No tengo Internet, tampoco una computadora. Ya me enteraré luego. Eres el primero en entrevistarme. Te agradezco por eso.
Ahora sí, el hombre grueso se acerca y de un tirón se lleva a un rincón. Escucho un cántico cristiano y veo al Arzobispo dando la bienvenida a los fieles. La fiesta empieza. Guardo mi lapicero y cuadernillo y me alejo de la Virgen de Chapi. Todo terminó. De lejos nuevamente la miro y me despido de ella. Creo que ya no me ve. Ella está quieta. “De lejos, también es bonita”, digo en silencio. No hay duda. La Virgen de Chapi es hermosa. Tiene los ojos grandes, claros, verdes; la piel fina. Es, insisto, la mujer más bella que he conocido.
Camino a Chapi / Foto: Denis  Mayhua
2013 – Camino a Chapi / Foto: Denis Mayhua

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